lunes, 14 de abril de 2014

SOY MUJER, MEXICANA Y FUI MADRE...

Cuando iba entrando a la sala de partos la primera vez, estaba confiada de que todo estaría bajo control, antes, la preparación para ello costo meses de esfuerzo, incluso años, preparé mi cuerpo para cobijar con amor al maravilloso fruto que se engendró, cursos psicoprofilácticos,alimentación,cuidados, vitamínas, hierro, ácido fólico, melodias intrauterínas, cada detalle minuciosamente preparado para recibir con júbilo a ese pedacito de cielo que Dios me obsequio. Salí airosa felíz, conmocionada... El quirófano no tenía ese toque frío e impersonal, era mas bien un espacio de cielo destinado a ser el testigo de un milagro en equilibrio y así sucedió. Al paso de los meses me entregue con ahinco en cada momento para proteger a mi pedacito de carne, deje atrás todo lo conocido y descubrí la magia de ser atrapada por una pequeña manita o por una mirada, ¡que decir de las sonrisas! o el primer llanto desesperado para decirte "mami tengo hambre ya". Podría describir cada uno de los detalles que hicieron en mi corazón una huella profunda e imborrable de aquella primera vez. Pareciera un cuento de hadas! Pero no todo es así... La segunda ocasión me encontro el milagro totalmente desprevenida, asustada, acorralada y con temor, me quede sin aliento al ver a ese pequeño ser creciendo dentro de mí, impasible, implacable, luchando segundo a segundo por sobrevivir. Afuera lo esperaba un ambiente hostíl, aún sin nacer ya no tenia padre, ni abuelos, ni tios, pues habían decidido que no tenía cabida en sus vidas, con espíritu de supervivencia se aferro a su morada, no desistío ni un solo momento, no renunció a la vida. No recibio abrazos, tampoco escucho canciones, mucho menos se preparó o tuvo una alimentación adecuada. Aún así, a pesar de escuchar aunque no muy claramente y sin poderlo entender: gritos, reclamos, llantos, de vibrar con angustía, decidió quedarse ahí... Decidió que yo sería su madre a pesar de no entender lo que ocurría a su alrededor, eso que hacía temblar lo que era su hogar ahí dentro de mí. Su llegada fue extenuante, dolorosa, algo espinosa, complicada, pero no menos felíz, al momento de ver la luz por primera vez y exhalar el primer suspiro y con el su primer llanto, fué mucho más que emotivo, pues entendí que engendré a un guerrero que llego sano, vigoroso y dispuesto a luchar por lo que quiere, me dejé atrapar por segunda vez y para siempre por un pequeño gesto, por esos ojitos que decían: ¡Gracias Mamá! -¡Gracias por ayudarme a estar aquí!- ¡Gracias por creer en mí!. También en esta ocasión pudiera describir magicos momentos irrepetibles de aquellos días que cobije con paciencia, amor, entrega y pasión a ese pedazo de sol que llegó para iluminar y completar aún mas mi vida. Han pasado 834 días desde que no tengo esos momentos magicos, esos pedazos de mi que han dejado de verme y no sé aún por cuanto tiempo será, ahora vivo de los recuerdos felices que me fortalecen como persona, de los momentos maravillosos de cuando estabamos junto. No dejo de pensar en sus risas, en sus miradas, en su primer balbuceo, palabra, pasito, diente, puchero, berrinche, su primer día de clases, su primer festival, tantos y tantos momentos que solo las que hemos sido madres podemos disfrutar. Es bien reconocido que no he dejado de luchar por ellos, que no me encuentro sola, ni mucho menos desahuciada, mi estandarte es la justicia y por tal, eso llegará, hay quienes apostaron a verme derrotada, fracasando en cada uno de mis pasos, en pro de mis derechos y de mi vida misma, pero afortunadamente he seguido de pie, haciendo una vida productiva con grandes triunfos y acercamiento con la gente, ayudando al bienestar social. Es aquí donde mi dolor lo fui acallando hasta convertirlo en una lucha diaria, por ayudar a quienes mas lo necesitan, a quienes como yo en un momento sintieron que no había salida. Lucha no solo mia, si no de un equipo de personas que al igual que yo buscamos justicia para aquellos que han sido despojados de sus derechos y que afortunadamente en esta asociación han encontrado la fortaleza, el apoyo y la orientación para salir adelante... Han pasado meses, días, horas, minutos, segundos interminables... Pero, creo que debería primero presentarme: ¡Hola!, soy mujer, mexicana y así como miles: fuí madre y estoy buscando JUSTICIA! Con amor para mis pequeños soles y para aquellas madres que han portado el estandarte orgullosamente.

No hay comentarios: